17 de septiembre de 2008

Técnica común de siembra



Las semillas que se usaban para la agricultura tenían todo un proceso de elección, primero se desgranaban las mazorcas y se elegían los granos que estuvieran “sanos”, es decir, que tuvieran buena forma, tamaño, color y que no estuvieran podridas; luego las semillas escogidas se ponían en agua por dos o tres días para procurar que tuvieran un buen germinado y asegurar una buena producción.
Luego se excavaba la tierra, se humedecía un poco y se hacían surcos o camellones (cuemitl), además se hacían rituales religiosos, pidiendo una buena cosecha y encargando a las divinidades que cuidaran el sembradío de animales e insectos.
El sembrador abría con un bastón de punta aguda llamado “coatl” un agujero en la tierra y ahí echaba uno, dos o más granos que llevaba cargando en una bolsa al hombro, después con el pie arrimaba un poco de tierra para tapar el agujero, así continuaba en línea recta sobre el camellón. Cuando acababa regaba a mano el campo. Cuando salía la planta se echaba más tierra y a veces se ponía una guía.
Este modo de sembrar resultaba bastante útil en cuanto a producción ya que no se perdía casi nada del grano que se sembraba y las cosechas eran muy abundantes.
Los trabajadores de la tierra eran personas que vivían para ello, madrugaban todos los días y si era necesario acortaban aún mas sus horas de comida y de sueño para procurar sus tierras, además eran personas que tenían que saber de todo, ciclos de la tierra, calendarios, etc. Tenían la fama de ser personas de buen juicio, cuidadosas, trabajadoras y prudentes.
Los hombres de la familia se encargaban de romper la tierra, removerla, sembrar y desgranar; y a las mujeres les tocaba limpiar el grano y preparalo.


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